CINE CLÁSICO: Siete Novias para Siete Hermanos (II)

La banda sonora de Siete Novias para Siete Hermanos se debe a Gene de Paul, Saul Chaplin, Adolph Deutsch y Johnny Mercer. Sus canciones se integran tan bien en el argumento que resultan una prolongación de los diálogos. Pero quizás la escena más recordada de este filme sea la del baile del granero por su fuerza y vitalidad. En ella destacan las danzas de los hermanos y el resto de pretendientes de las chicas en las que realizan pasos y acrobacias retándose unos a otros.

En esta ocasión se quedan fuera Adam, el hermano mayor, y Benjamín Pontipee, interpretado por Jeff Richards. Éste había sido jugador de béisbol antes de ser actor y no tenía la misma formación en danza que sus compañeros, por lo que apenas participa en la escena.

Con Russ Tamblyn sucedía algo parecido, pues era más gimnasta que bailarín, aunque nadie lo diría porque la danza se le da estupendamente. Tenía solo 19 años cuando se inició el rodaje y desborda energía con sus movimientos y saltos mortales. Años más tarde, en 1961, interpretaría también otro personaje muy recordado: el líder de los Jets en West Side Story. Su filmografía es muy extensa y hoy en día continúa trabajando como actor.

Tommy Rall tenía una técnica excelente. Bailarín de claqué, ballet y danza acrobática, se dedicó además a cantar como tenor en diferentes óperas. Su carrera como bailarín se desvaneció a la vez que lo hizo el género musical, pero nos ha dejado estupendas interpretaciones en coreografías de Bob Fosse o de Gene Kelly. Aquí le vemos en Invitación a la Danza (1956):

No le ocurrió lo mismo a Matt Mattox. Discípulo de Jack Cole, fue uno de los maestros más influyentes en el mundo de la danza jazz en América y Europa al crear un estilo propio al que él llamaba “freestyle dancing”, ya que su idea era que todas las formas de bailar son válidas para expresar. Poseía una formación de danza clásica, pero sus ejercicios se basaban sobre todo en la disociación de las diferentes partes del cuerpo.

Marc Platt (también llamado Platoff) y Jacques D’Amboise fueron bailarines de ballet. El primero bailó coreografías de Mikhail Fokine, Léonide Massine y Frederick Ashton. Formó parte del Ballet Russe de Montecarlo antes de dedicarse al cine como intérprete y de dirigir más tarde el Ballet del Radio City Music Hall. Jacques D’Amboise fue primer bailarín del New York City Ballet y discípulo de George Balanchine. Participó no solo en películas sino también en espectáculos de Broadway. Ha sido profesor y coreógrafo, y fundador del National Dance Institute, del que sigue siendo director.

Michael Kidd, en su empeño de integrar la danza en el argumento, hizo una fantástica coreografía llena de energía y vitalidad. Para él era impensable que unos rudos vaqueros, unos “bootmen”, se pusieran a bailar tal y como se venía haciendo hasta entonces en los musicales. Su idea fue más que acertada. La fuerza de la coreografía, las canciones, el uso de los colores, la vivacidad de las imágenes y la alegría que desprende la película hacen que la cita sea obligatoria.

Ya sabéis: mañana jueves 6 de noviembre en Cines Palafox de Zaragoza a las 21:00h. Ahí nos vemos.

CINE CLÁSICO: Siete Novias para Siete Hermanos (I)

Un productor no se gasta el dinero en crear una película para que acabemos viéndola en nuestra casa. Hay que verla en la gran pantalla. Los amantes del cine clásico musical no podéis perder la ocasión de volver a disfrutar de una de las películas más dinámicas de este género. Tenéis una cita el 6 de noviembre a las 21:00 h. en los Cines Palafox de Zaragoza.

Cartel 7 Novias 7 HermanosEn la llamada “época dorada” de Hollywood, en la primera mitad del siglo XX, eran muchos los estudios de cine que, a modo de fábricas, se dedicaban a la producción de filmes de diferentes géneros, entre ellos el musical. La Paramount, la Warner, la Metro-Goldwyn-Mayer, la 20th Century Fox, la RKO… contaban con una enorme lista de profesionales contratados en nómina (actores, realizadores, guionistas, compositores, coreógrafos, bailarines, diseñadores de vestuario, decoradores, etc. etc.) que hacían posible su funcionamiento.

Uno de los estudios donde más se cultivó el musical fue el de la Metro-Goldwyn-Mayer (el 16 de abril de este año cumplía… ¡90 años!). Personajes como Busby Berkeley, Gene Kelly, Stanley Donen, Donald O’Connor, George Gershwin, Ginger Rogers, Frank Sinatra, Cyd Charisse, Fred Astaire o Arthur Freed fueron solo unas pocas figuras de una larga lista que certificaba la calidad de sus películas.

La Metro constaba de varios departamentos de producción según el género cinematográfico que, a su vez, se subdividían en otras unidades de producción independientes. Una de estas unidades era la del exitoso productor de musicales Arthur Freed. Fue a él a quien dieron mayor presupuesto para llevar a cabo la película Brigadoon, y Jack Cummings, encargado de producir Siete Novias para Siete Hermanos, tuvo que conformarse con bastante menos. Pese a ello, esta última superó todas las expectativas. Rodada en su totalidad en interiores, en formato cinemascope, tuvo más éxito que Brigadoon, estrenada el mismo año (1954).

El guion está basado en el cuento de Stephen Vincent Bénet The Sobbin’ Women, inspirado a su vez en El Rapto de las Sabinas y con momentos que nos recuerdan a Blancanieves y los Siete Enanitos. Adam Pontipee, interpretado por el barítono Howard Keel, es el mayor de siete hermanos sin modales que viven en las montañas de Oregón. Cuando se casa con Millie (la soprano Jane Powell), ésta decide poner orden y enseñar al resto de hermanos cómo tienen que comportarse si quieren conquistar a las chicas del pueblo. A pesar de los consejos no lo consiguen, así que deciden raptarlas.

De izq. a dcha.: Jacques D'Amboise - Virginia Gibson; Russ Tamblyn - Nancy Kilgas; Matt Mattox - Ruta Lee; Marc Platt -Norma Dogget; Tommy Rall - Betty Carr; Jeff Richards - Julie Newmeyer; Jane Powell - Howard Keel
De izq. a dcha.:
Jacques D’Amboise – Virginia Gibson; Russ Tamblyn – Nancy Kilgas; Matt Mattox – Ruta Lee; Marc Platt -Norma Dogget; Tommy Rall – Betty Carr; Jeff Richards – Julie Newmeyer; Jane Powell – Howard Keel

Su director, Stanley Donen, conocía muy bien todo lo concerniente al espectáculo musical, pues había trabajado desde los 16 años en los escenarios de Broadway y dirigido películas junto a Gene Kelly con Arthur Freed como productor (Un día en Nueva York, 1949; Cantando bajo la lluvia, 1952).

Donen contó con cuatro bailarines excepcionales en los papeles principales: Tommy Rall, Marc Platt, Matt Mattox y Jacques D’Amboise y un jovencísimo gimnasta y acróbata, Russ Tamblyn, a los que Michael Kidd supo sacar partido en sus coreografías. Parece ser que el director le había dado total libertad a la hora de crear los números de danza. Michael quería que las escenas musicales surgieran naturalmente de la acción y estuvieran motivadas por el carácter de los personajes. Los protagonistas nos cuentan en este documental cómo se hicieron algunas escenas:

LOS ORÍGENES DEL BALLET

El origen del ballet se remonta al siglo XV, en la época del Renacimiento. Anteriormente, durante la Edad Media, la moral cristiana que imperaba en occidente fue causa de represión de la danza por considerarla promotora de la permisividad sexual: la idea de cualquier expresión a través del cuerpo se asociaba a algo malo, alejado de lo espiritual. Por supuesto, eso no fue impedimento para que tanto el pueblo llano como la nobleza dejaran de bailar.

El movimiento renacentista, iniciado en Italia, rompió con muchas de las tradiciones medievales renovando el campo de las artes, las ciencias, la política o la religión. Tuvo también su repercusión en la danza, la cual constituía parte destacada de las representaciones efectuadas por los nobles que ofrecían a los visitantes de otras cortes o entre la burguesía, pasando de ser un arte sin ningún tipo de orden geométrico a ser un arte de normas y equilibrios. Era tan importante, que artistas de la talla de Boticelli o Leonardo da Vinci se prestaron a colaborar en el diseño de escenografías para espectáculos.

Domenico Da Piacenza es considerado el primer coreógrafo de la historia. A mediados del Quattrocento (siglo XV) este maestro estableció una serie de elementos básicos que constituyen la danza, así como algunos pasos fundamentales, en su tratado De Arte Saltandi et Choreas Ducendi (Arte de Danzar y Dirigir Conjuntos). Exigente con sus alumnos, éstos debían poseer una ligereza y técnica excepcionales. Estas bases coreográficas no se consideran ballet como lo conocemos hoy en día (la palabra “ballet” viene del término “balletto”, empleado por primera vez en el Tratado de Danza escrito por Domenico Da Piacenza y su discípulo Guglielmo Da Pesaro), sino que es el comienzo de una evolución que va tomando conciencia del gran potencial físico y expresivo del cuerpo humano desde esta época a nuestros días.

Ya en el Cinquecento (siglo XVI), la florentina Catalina de Medici, esposa del duque de Orleáns, introdujo en la corte francesa las fiestas “a la italiana”. A esos divertimentos se les llamaba “ballet” y eran utilizados no sólo como entretenimiento, sino también como propaganda política. Este ballet de corte se basaba más en el diseño espacial y no tanto en la técnica de los danzantes, que únicamente requerían elegancia y buen porte, por lo que era preciso tener un buen organizador de los espectáculos. Balthasar Beaujoyeulx es el autor del Ballet Comique de la Reine que se celebró en 1581, ballet considerado por muchos cronistas como el primero de la historia. Este fastuoso espectáculo, de varias horas de duración, aunaba cantos, poesía, danza y música.

Sólo unos años más tarde, en 1588, Thoinot Arbeau publicaría un tratado titulado L’Orchesographie en el que se describen distintos estilos de danzas, sus pasos, posturas, recomendaciones de movimientos, la relación danza-música y el estudio de su geometría coreográfica.

En el siglo XVII la danza continúa su evolución. En Inglaterra los entretenimientos cortesanos, inspirados en los dramas italianos de la época, pasaron del uso de las máscaras (masques) al antimasque, donde va a prevalecer el gesto y el movimiento por encima del canto y el diálogo. Pero es en Francia donde adquiere su carácter profesional durante el reinado de Luís XIV (también llamado Rey Sol por representar el papel del dios Apolo en el Ballet de la Nuit).

Este rey, gracias a su pasión por la danza y a su deseo de mejorar los niveles de ejecución de la misma, funda la Real Academia de Danza en el año 1661, formada en un principio por los maestros más conocidos de la danza, “con el deseo de restablecer este arte en su perfección, y para mejorarlo en todo lo posible.” Sólo unas décadas más tarde, en 1713, se creará la Escuela de Ballet de la Ópera de París, la más antigua de la historia, cuyos alumnos eran niños de familias pobres escogidos entre “los mejores sujetos a fin de enseñarles la profesión gratuitamente”.

Durante este periodo, el coreógrafo Pierre Beauchamp fue quien sentó las bases de la escuela de ballet al codificar los pasos y los principios básicos de la técnica, como el en dehors o las cinco posiciones de los pies; el músico Jean-Baptiste Lully, al ver la necesidad de una unidad musical en los ballets que no existía hasta el momento, decidió que las obras debían tener un solo compositor; Molière sería el responsable de la unidad dramática y así fue como comenzó el desarrollo de la comedia-ballet.

La danza de corte comienza su camino como arte escénica, pasando de los palacios a los escenarios…

Este “making of” con tráiler incluido pertenece a la película Le roi danse, dirigida por Gérard Corbiau en el año 2000. Os recomendamos que veáis esta interesante historia narrada a través de los personajes de Luis XIV, Molière, Lully y su música.

¿Quién se anima  a probar algunos pasos de estas danzas antiguas? ¿Veis semejanzas con el ballet que se hace hoy en día?

Fuente:
HISTORIA DEL BALLET Y DE LA DANZA MODERNA. Ana Abad Carlés.
HISTORIA DEL BALLET. Ferdinando Reyna.

UN PRECURSOR ADAPTADO A LOS CAMBIOS (III)

EN LA SALA MERCÈ:

Parece ser que Segundo de Chomón participó también en un proyecto que aunaba diferentes artes en la ya desaparecida Sala Mercè de Barcelona. Esta sala cinematográfica y de exposiciones fue un encargo del pintor Lluís Graner (1863-1929) a Antoni Gaudí (1852-1926). Graner concibió la idea de crear unos espectáculos que constituyesen una síntesis de las artes, algo novedoso en aquella época, y para ello, en 1904, encargó a Gaudí el diseño y las obras del local, situado en la Rambla dels Estudis (hoy nº 122 de la Rambla) donde se realizaría la programación.

Sala Mercè

En esos espectáculos, que constaban de dos partes, se proyectaban en primer lugar “películas habladas” (más adelante serían películas sobre artistas y personajes de la cultura) en las que los actores, escondidos, declamaban los diálogos de los personajes de viva voz, y en segundo lugar se ofrecían las llamadas “visiones musicales”, que consistían en cantos corales, poesía, música, teatro, danza… todo ello enmarcado con originales escenografías.

Chomón se sabe que distribuyó muchas de las películas de la casa Pathé que se proyectaron en la Sala Mercè, algunas de las cuales podrían haber sido realizadas por él mismo. Joan M. Minguet Batllori escribe un artículo sobre la primera etapa de Segundo de Chomón en Barcelona:

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-sala-merce-el-primer-cinematografo-de-la-burguesia-barcelonesa-con-unas-precisiones-sobre-la-primera-etapa-de-segundo-de-chomon-en-barcelona–0/html/ff9ef4e8-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html

En los 42 espectáculos que se representaron participaron algunos de los más importantes escritores, músicos y escenógrafos de la cultura catalana del momento. Pese a ello, el proyecto tuvo una corta duración. El arquitecto Antoni González Moreno-Navarro nos cuenta así su desaparición:

“No obstante, la Sala Mercè, tal como fue concebida por Graner, funcionó poco más de tres años. Las “películas habladas”, plato fuerte del espectáculo, se programaron hasta el 15 de agosto de 1905 (cuando los espectáculos de Graner en el Teatro Principal comenzaron a acaparar su atención prioritaria) y los cuadros plásticos musicales, las “visiones musicales”, hasta octubre de 1907, ya que el 7 de noviembre fueron prohibidos por orden gubernativa, amparándose en la falta de seguridad del local.”

Es muy interesante el artículo completo, con fotografías inéditas, que podéis ver en el siguiente enlace:

http://www.upc.edu/web/tallergaudi/nova/fitxers_conferencies/16.pdf

UN PRECURSOR ADAPTADO A LOS CAMBIOS (II)

OTRAS TÉCNICAS DE RODAJE:

Un recurso que utilizó Chomón en varias ocasiones fue la cámara cenital. Colocar la cámara en el techo no era una novedad, ya la había utilizado Méliès en L’homme mouche (1902), pero Chomón sorprende y divierte con la calidad de Kiriki (1907), un grupo de acróbatas japoneses que realizan movimientos asombrosos. Años más tarde, Busby Berkeley utilizará también la cámara cenital para crear sus figuras caleidoscópicas en el cine de Hollywood.

El cine de animación fue otro de sus puntos fuertes. Chomón construyó una cámara especial que le facilitaba el poder rodar fotograma a fotograma. Es lo que hoy llamamos técnica del stop-motion. De esta manera, parando la cámara no sólo sustituyó personajes u objetos, sino que dio vida a lo inanimado: dibujos, figuras de arcilla, objetos, muñecos… Le voleur invisible (1908), La Maison ensorcelée (1908), Electric Hôtel (1908), La leçon de musique (1909) o Le théâtre électrique de Bob (1909) son algunos de los filmes que realizó cuando trabajaba para Pathé Frères.

En su etapa con Itala Films, cuando ya el cine de atracciones había perdido protagonismo y es el cine narrativo el que se impone, codirige La guerra e il sogno di Momi (1916) junto a Giovanni Pastrone (1883-1959). El guion en este caso es de Pastrone y la animación y los efectos especiales de Chomón.

¿Sabías que Chomón diseñó un original invento para desplazar la cámara? Antes que él otros operadores rodaron reportajes de jardines, ciudades, etc. con la cámara en movimiento desde una barca, un tren, un tranvía… Chomón también realizó ese tipo de documentales, pero además usó el desplazamiento de la cámara en interiores:

Ese desplazamiento, según Fernández Cuenca era mediante una plataforma montada sobre patines, encima de la cual se colocaba la cámara, y según José Francisco Aranda, puesta ésta sobre un cochecito de bebé.” (LOS 500 FILMS DE SEGUNDO DE CHOMÓN, Juan Gabriel Tharrats).

Se podría decir que el carrello que utilizó en Cabiria (1914), codirigida con Giovanni Pastrone, es el padre del actual travelín (plataforma móvil sobre la cual va montada la cámara). En este caso se trataba de una plataforma con ruedas neumáticas gracias a la cual la cámara podía moverse entre los personajes logrando dar profundidad a las imágenes. Según Tharrats, la idea y el diseño fueron de Chomón, aunque fue Pastrone el que patentó el invento a su nombre en 1912.

Otra novedad de Chomón en Cabiria es la utilización de la iluminación artificial para crear ambientes y efectos especiales.

Fuente: LOS 500 FILMS DE SEGUNDO DE CHOMÓN, Juan Gabriel Tharrats; EL CINE DE SEGUNDO DE CHOMÓN, Agustín Sánchez Vidal.

UN PRECURSOR ADAPTADO A LOS CAMBIOS (I)

Hace unos días visité una biblioteca y pregunté si tenían algo de Segundo de Chomón. “Vaya nombre… Parece un tomo de temática oriental” – oí decir. Hay una calle en Teruel, otra en Rubielos de Mora y otra en Zaragoza con ese nombre, pero ¿sabéis quién fue Segundo de Chomón? El programa Estampas nos lo cuenta en tres minutos:

Como se relata en el vídeo, el cine nació mostrando imágenes reales de corta duración, pero el público de las ciudades se cansó pronto de ver únicamente fotografías en movimiento. Al cambiar la demanda del público también cambió la manera de presentar las imágenes y de esta forma surgió el cine de atracciones o fantasmagorías, en el que se buscaba sorprender al público tal y como se hacía en los espectáculos teatrales o en las barracas de feria de la época. El cine atraía al espectador a través de los trucajes y de las imágenes que se mostraban en la pantalla (objetos que se mueven solos, personas que aparecen y desaparecen, acróbatas, bailarines danzando, etc.).

El francés Georges Méliès fue uno de los pioneros del cine de atracciones al usar el cinematógrafo para crear películas parecidas a sus espectáculos de ilusionismo. A Segundo de Chomón se le ha comparado con él llamándolo el Méliès español, tal vez porque tuvo mucha influencia sobre el turolense (Chomón fue contratado por la productora Pathé Frères para competir con Méliès). Lo cierto es que, según comentan varios autores, Méliès no supo adaptarse a los cambios ni evolucionó como lo hizo Chomón.

Chomón se dedicó al coloreado e iluminación de películas de Méliès y de Pathé, a la rotulación de títulos, a la distribución de películas producidas por compañías extranjeras, al rodaje de documentales y de fragmentos fantasiosos para otros realizadores, y también elaboró sus propias películas. Era muy bueno con los trucajes, cuya técnica unas veces inventó y otras perfeccionó. Empleó fundidos encadenados, evitando así las transiciones bruscas (una imagen va desapareciendo mientras otra aparece); el ojo de gato a modo de cortinilla (círculo que rodea un objeto o una persona y se va agrandando hasta dejar ver toda la imagen o al revés); sobreimpresiones de imágenes grabadas unas sobre otras; el paro de la cámara para sustituir personajes u objetos… Además planteó la posibilidad de filmar las imágenes desde ángulos diferentes en una época en que prácticamente sólo se utilizaba la posición frontal de la cámara.

En la Creation de la Serpentine (1908) se pueden ver las diferentes técnicas usadas por Chomón, con alguna variación de planos y de decorado. Las bailarinas que salen al final imitan la danza de Loïe Fuller (1862-1928), una de las precursoras de la danza moderna, muy de moda en aquella época.

EL CINE EN EL BALLET: RELÂCHE Y SU ENTREACTO

 El cine no sólo se ha servido de la danza, sino que la danza también ha utilizado el cine como una nueva forma de expresión. Es el caso del ballet Relâche. Pero antes de hablar de la obra os ponemos un poco en antecedentes…

Seguramente muchos de vosotros habéis oído hablar de los Ballets Rusos, compañía fundada en 1907 por el empresario ruso Sergéi Diághilev, que supuso un gran cambio en el arte de la danza al interactuar con otras disciplinas e incluir a grandes artistas en los diseños y la creación de sus ballets. Pues bajo su impulso, siguiendo el mismo principio, nacieron los Ballets Suecos, en 1920.

Los Ballets Suecos se instalaron en París de 1920 a 1925 en el Théâtre des Champs-Élysées bajo la dirección de un mecenas, Rolf de Maré. Durante esos años su coreógrafo, Jean Börlin, ofreció al público parisino obras muy vanguardistas, muchas de ellas incomprendidas por el público. Los críticos le reprocharon incluso “no danzar”. A través de su visión de la danza, una síntesis de la vida intelectual de su época (poesía, pintura, música, cine, teatro y artes populares) establecieron una nueva concepción del arte contemporáneo.

Relâche (“Descanso”) es una de las obras más interesantes de los Ballets Suecos. En este ballet dadaísta estrenado en 1924 se intercala una película de René Clair, Entr’acte (“Entreacto”) para llenar el intervalo entre dos actos. La música de la película fue compuesta por el famoso compositor Erik Satie, y el libreto fue creado por Francis Picabia. Ambos aparecen en un cameo en la película (salen en la primera parte disparando un cañón). También aparecen en el reparto el fotógrafo surrealista Man Ray y el artista Marcel Duchamp.

«… Entreacto no cree en muchas cosas, en el placer de la vida quizás; cree en el placer de inventar, no respeta nada más que el deseo de estallar de risa, pues reír, pensar, trabajar, tienen el mismo valor y son indispensables el uno al otro.» Francis Picabia.

 Si te interesa saber más:

http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=article&sid=2558

http://scalisto.blogspot.com.es/2009/10/rene-clair-entracte-1924.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Clair

http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=print&sid=2557

EL CINE COMO DANZA

Os invitamos a leer un interesante artículo de Roberto García de Mesa que trata de la interacción entre el cine y la danza, de la primacía del movimiento, de la imagen dinámica y poética, ante el argumento de la obra. Podéis encontrarlo en el siguiente enlace:

http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008091900_24_170574__2C-CINE-COMO-DANZA

Una de las obras cinematográficas citadas es Man with a Movie Camera, documental experimental dirigido por Dziga Vertov en el año 1929. El vídeo que os proponemos es un montaje-resumen (el original tiene otro ritmo, bastante rápido); la música fue compuesta para la película en el año 2001, cuando se restauró la versión antigua.

Vertov, como tantos otros artistas vanguardistas, quiso describir la ciudad de San Petersburgo rompiendo los moldes establecidos en esa época. No usó actores, las imágenes fueron tomadas al azar y luego se ordenaron en el montaje.

EL LAGO DE LOS CISNES

Esta semana podremos ver ballet en directo en Zaragoza: esta tarde a las 20.30 h. y mañana a la misma hora el Royal Czech Ballet interpretará El Lago de los Cisnes en el Teatro Principal, un ballet de Marius Petipa y Lev Ivanov, en la versión de Sergey Iliin.

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Más información en la web del Teatro Principal: http://www.teatroprincipalzaragoza.com/repre.php?id=573

Tchaikowsky fue quien compuso la música de este fantástico ballet, que se estrenó por primera vez en 1877 a cargo del Ballet Bolshoi de Moscú sin demasiado éxito. Años más tarde Marius Petipa, maestro del Ballet Imperial ruso, retoma la partitura para crear su propia versión coreográfica pero cae enfermo y será su asistente Lev Ivanov el que se encargue de continuar gran parte del trabajo creando los actos II y IV. A diferencia de Petipa, que utilizaba el cuerpo de baile como un elemento más bien escenográfico o decorativo para así hacer destacar a los solistas, lo que hace Ivanov en estos dos actos es involucrar a los cisnes en el desarrollo de la dramaturgia, de manera que el cuerpo de baile también actúa como narrador de la historia. La versión que realizaron estos dos coreógrafos se estrenó en 1895 en el Teatro Maryinsky de San Petersburgo, poco después de la muerte de Tchaikowsky.

Royal Czech Ballet
Royal Czech Ballet

No era la primera vez que Tchaikowsky y Petipa trabajaban juntos. En el ballet La Bella Durmiente (1889) ambos colaboraron tan estrechamente que era Petipa el que indicaba al compositor cómo quería la duración de la piezas, los tempos musicales o el número de compases. En Cascanueces (1893) Tchaikowsky se puso de nuevo bajo las órdenes de Petipa, aunque finalmente no fue este último quien realizó la coreografía sino Lev Ivanov.

En el caso de El Lago de los Cisnes (1895) la partitura ya había sido creada, pero Petipa eliminó algunas partes musicales y cambió el orden de otras; además pidió a Tchaikowsky que añadiera nueva música. El resultado de esta nueva combinación musical unida al dramatismo de la historia y la coreografía de Petipa, junto con las nuevas aportaciones de Ivanov, hacen de este ballet una obra magistral.

Pierina Legnani
Pierina Legnani

Como curiosidad añadiremos que Petipa incluyó en este ballet los famosos 32 fouettés que se convirtieron más tarde en una especie de tradición en las codas de los ballets clásicos de Petipa. Pierina Legnani, bailarina del Ballet Imperial de San Petersburgo, había sido la primera en ejecutarlos en la coda del grand pas d’action de Cinderella, aunque no se sabe a ciencia cierta si fueron 32 o menos, ni si fue el público el que decidió que fueran 32 giros…

[Fuente: Historia del Ballet y de la Danza Moderna. ANA ABAD CARLÉS]

29 abril: DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA 2013 (II)

El 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza en todo el mundo. La fecha fue establecida en 1982 por el Comité Internacional de Danza del Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO y corresponde a la fecha de nacimiento de un coreógrafo y teórico de la danza que fue revolucionario en su tiempo: Jean-Georges Noverre (1727- 1810).

Jean Georges Noverre
Jean Georges Noverre

Noverre es conocido sobre todo por sus Cartas sobre la danza y los ballets (1760), en las que critica duramente la situación de la danza y de la Ópera de París.

En ese momento la danza no constituía un arte por sí misma, sino que formaba parte de los espectáculos a modo de divertimento. Noverre luchó por el cambio para que fuera un arte organizado en lugar de una diversión. Propuso una mayor colaboración entre los responsables de las obras, muchas veces ausente a causa de luchas de intereses, la supresión de las máscaras para así poder dar sentido a la trama a través del gesto, un vestuario que permitiera moverse más libremente, la necesidad de que los bailarines se cultivaran en otras artes y tuvieran una mente capaz de aprovechar al máximo sus capacidades…

Su idea de sustituir una danza mecánica que sólo incluía una serie de pasos por una danza de pantomima (ballet d’action) no gustó al principio en París, pero triunfó en el extranjero (llegaron a llamarle el “Shakespeare de la danza”) y se mantuvo con las siguientes generaciones.

Las coreografías de Noverre se han perdido con el paso del tiempo, sin embargo tenemos sus escritos. Sus planteamientos sentaron las bases de la danza actual, por eso está considerado como uno de los pilares del ballet moderno. Desde aquí nuestro particular homenaje a este gran innovador con este fragmento de uno de sus ballets, Les Petits Riens, cuya música compuso Mozart, esta vez en la versión coreográfica de la compañía de danza barroca Compagnie L’Éventail: