Un artículo-entrevista de Carlos Blanco
La nueva temporada del Royal Ballet comenzó el 22 de septiembre con la retransmisión en directo, desde la Royal Opera House de Londres, del Ballet Romeo y Julieta que Kenneth MacMillan coreografió hace ya 50 años. Más de 800 cines de toda Europa se sumaron al evento, permitiendo que los aficionados a la danza clásica pudieran disfrutar de esta suntuosa producción de gran exigencia técnica e interpretativa. Para celebrarlo dos de sus principales estrellas, Laura Morera y Ricardo Cervera, visitaron nuestro país y pudimos hablar con ellos sobre la divulgación de la danza clásica, la formación de nuevos públicos y la paradoja de que, habiendo en España magníficos maestros y maestras de danza que han formado a muchos de los mejores bailarines del mundo, todavía siga siendo la danza la cenicienta de las artes.
Laura, nacida en Madrid, entró en la escuela del Royal Ballet con 11 años y desde 2007 tiene estatus de Bailarina Principal. Ricardo, malagueño de nacimiento, empezó con siete años sus clases de danza clásica y dio el salto desde Torremolinos a la Escuela Superior del Royal llegando a Primer Solista en 2002 y a asistente de maestro de danza en 2014. Ambos siguen en activo y comparten sus conocimientos y experiencia impartiendo clases magistrales y talleres. Es ese aspecto pedagógico y divulgativo con el que comenzamos nuestra conversación.
España ha sido y es cantera de grandes maestros de danza y magníficos bailarines, pero tengo la impresión de que carecemos de un público mayoritario, suficientemente formado, capaz de valorar en toda su complejidad el lenguaje de la danza ¿Cómo se forma a los espectadores en el Reino Unido?
Ricardo: En Reino Unido hay una tradición bastante importante en cuanto al ballet clásico y la ópera, por tanto el público está muy interesado y es muy fácil llegar a ellos. Por eso es tan importante las retransmisiones en directo que llegan a otros países, como es el caso de España donde no se tiene acceso, quizá, a actuaciones de ese tipo.
¿Es la danza parte del currículo escolar allí?
Ricardo: Sí, muchos de los colegios tienen esta opción como actividad extracurricular, así que ya desde muy jóvenes se fomenta la danza en los colegios ingleses.
Laura: Pero también en España. Yo iba al colegio La Pureza y empecé a tomar clase de danza porque vinieron a dar clase a nuestro centro. Lo que pasa es que no hay tanta tradición como en Inglaterra y vamos poco a poco, creo.
Habéis estado implicados en actividades divulgativas. Ricardo ha dado alguna clase para el London Amateur Ballet. ¿Cuál es la función del LAB? ¿Podría reproducirse una iniciativa así en España?
Ricardo: Sí, por supuesto, porque se trata de adultos que no han tenido la oportunidad de estudiar desde muy jóvenes, pero tienen mucha pasión por la danza y buscan actuar. Reciben clase, tienen cursos y, cada cierto tiempo, hacen una pequeña representación en la que han estado trabajando durante varios meses.
¿Quién apoya estas iniciativas en U.K, son públicas, privadas, tienen apoyo institucional?
Ricardo: En este caso es privado.
Tengo la impresión de que en España todavía se ve la danza como una actividad elitista. ¿Deberían fomentarse experiencias como las de Five Days to Dance o el Ballet Hoo! para que en nuestro país acabáramos con esa imagen?
Laura: Sí, yo creo que sí. Hay muchos teatros y Ayuntamientos que, realmente, están intentando traer danza clásica, porque hay tradición pero es verdad que el público todavía tiene que acostumbrarse. Como decía Ricardo, las retransmisiones a través de los cines pueden, puntualmente, animar a los espectadores a ver, en directo, una función de Ballet porque lo que han visto les ha llegado al corazón.
El premiado documental de producción española Five Days to Dance, registra un proyecto educativo en un Instituto de Educación Secundaria donde, un lunes, aparecen Wilfred y Amaya, dos bailarines, con la intención de reclutar voluntarios para montar y ejecutar sobre un escenario una coreografía en cinco días. Una semana que cambiará las vidas de esos chicos y chicas que nunca pensaron que la danza pudiera ayudarles a descubrirse a sí mismos. Por su parte, el proyecto del Ballet Hoo! se gestó desde el departamento educativo del Birmingham Royal Ballet, y mezcló el mundo de la danza con jóvenes en riesgo de exclusión social, cambiando las vidas de todos los que participaron en la experiencia. Para más información sobre ambas propuestas puedes buscar en la red. Hay grabaciones en youtube, puedes descargar el documental o leer sobre los aspectos más personales del proyecto en el artículo de Ginnie Wollaston: Ballet Hoo! What happened beyond the TV screen.
Volvamos a nuestra charla con Laura y Ricardo. Hablábamos de la importancia de la difusión de la danza y de las salas de cine como vehículo popular para realizarla.
¿La retransmisión, aunque sea en directo, de un ballet no puede traicionar el espíritu del espectáculo “en vivo” para el público no acostumbrado al lenguaje de la danza?
Ricardo: Hombre siempre es mucho mejor ver una actuación en directo. Pero la parte positiva de estas retransmisiones es que cuentan con muy buenas cámaras, muy buenos ángulos y están casi metidas en el escenario. El público se siente parte de la acción. Es una manera distinta de ver la danza, en vez de verla desde fuera se está involucrado en ella. Es una forma de hacerles sentir que quizá les gustaría formar parte de eso.
Laura: Además pueden ver a las mejores compañías del mundo, con interpretaciones y escenografías “de peso”. Cuando yo vi una actuación del Royal Ballet es cuando, realmente, me enamoré del Ballet porque vi las posibilidades que tiene dramáticamente, artísticamente y, por supuesto, técnicamente. El público necesita ver lo más posible, incluso contemporáneo, y la oportunidad de acudir al cine puede ser más fácil que ir a un teatro y, por supuesto, más que tomar un avión para poder ver en directo a una de estas grandes compañías.
Como hemos dicho, la temporada 2015/16 de la Royal Opera House Live Cinema se inauguró con un gran clásico, Romeo y Julieta, pero qué otras citas hay.
Laura: Sí. El Royal Ballet siempre ha traído clásicos y, por primera vez, esta temporada va a traer lo que nosotros llamamos un “quadruple bill”, un programa con piezas más cortas, un poco más neoclásicas, más teatrales. El 12 de noviembre próximo tenemos una coreografía de Liam Scarlett, en la que bailo yo, llamada Víscera, una Carmen de Carlos Acosta, Tchaikovsky Pas de Deux de Balanchine y el Preludio de la siesta del fauno de Jerome Robbins.
El 16 de diciembre la cita navideña en los cines será con El Cascanueces, con coreografía de Peter Wright tras Lev Ivanov. Ya en el 2016, el 26 de enero trae un programa consagrado a Frederick Ashton con Rhapsody y The Two Pigeons. Giselle está prevista para el 6 de abril, con coreografía de Marius Petipa. Pero la gran apuesta del Royal Ballet es la producción Frankenstein, del coreógrafo residente Liam Scarlett (Víscera es otro de sus trabajos) que ha adaptado, en forma de ballet narrativo, el relato de Mary Shelley y que llegará a nuestros cines el 18 de mayo siguiente.
Ricardo, compagináis vuestras apariciones sobre el escenario con la imprescindible tarea de transmitir vuestra experiencia a las nuevas generaciones de bailarines. Vuestro trabajo
como profesores os ha traído, afortunadamente, a nuestro país. ¿Cómo ves la cantera de futuros bailarines y bailarinas?
Ricardo: Acabamos de dar una master class aquí, en Madrid, con alumnos de las mejores escuelas y hemos visto que hay un nivel muy alto. Técnicamente, España siempre ha tenido muy buen nivel y a nosotros nos ha interesado fomentar la parte artística que quizá aquí esté un poco más descuidada o no se haga tanto hincapié, al no haber tanto legado y tradición como, por ejemplo, tenemos nosotros allí en Londres.
En España sufrimos siempre la controversia entre Compañía Nacional de Ballet Clásico o Compañía Nacional de Contemporáneo ¿por qué esa manía de nuestros gestores culturales de restar en vez de sumar? ¿Por qué no podemos tener dos compañías nacionales?
Ricardo: En casi todos los países de Europa las hay. Aquí puede ser por problemas económicos, por falta de apoyos a la danza…
Laura: Es un poco lo que comentábamos antes. Cuando un gobierno da dinero, lo hace a lo que considera que es importante para la Cultura de ese país y en Inglaterra la Opera, el Ballet, el Arte son muy importantes y creo que aquí el Ballet no se considera tan importante. Están empezando ahora, llevará un tiempo y llegará un momento en que haya una compañía contemporánea y una clásica. De contemporáneo ya ha habido, muchas y muy buenas. El Ballet Nacional bajo la dirección de Nacho Duato era fantástico, pero la verdad es que necesitamos más tradición de danza clásica.
¿Creéis que una ley de mecenazgo podría paliar la falta de apoyo económico institucional?
Laura: Yo, como soy bailarina, estoy muy de acuerdo con eso (risas), ayudaría mucho pero no puedo decir si es lo que tienen que hacer, ya que, obviamente, hay muchos problemas económicos y la gente puede pensar que hay temas más importantes. España es un país de gran calidad cultural y supondría un pequeño esfuerzo por potenciar el Ballet clásico.
Entrevista Laura Morera y Ricardo Cervera Carlos Blanco es actor, cantante y profesor de danza para actores en la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza.
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